A finales de Mayo, la grabación de un vídeo de concienciación de la ONG WorldVision, con la que colaboro desde hace un tiempo y con los que tengo amadrinados a dos peques, me trajo hasta Zimbabwe.
Después de un largo viaje con dos escalas, tres aviones, muchas horas de espera entre vuelo y vuelo y perder el avión en Johannesburgo…
Isabel Iglesias, la directora de marketing y yo, aterrizamos en Victoria Falls. Allí nos esperaba Shibonne, el alma de la ONG en Zimbabwe ¡Que gran mujer!
Lo peor de perder el vuelo, es que también perdimos un día de trabajo, así que tuvimos que concentrarlo todo en uno y como la distancia entre VF y el lugar donde nos alojábamos estaba a más de dos horas y teniendo en cuenta que allí anochece muy pronto, ya no se podía grabar nada.
No era mi primera vez en aquellas tierras, estuve hace siete años por motivos turísticos, aunque mi estancia en ese país en aquel momento, fue incluso mas breve que esta, tres días.
Por lo tanto, aprovechamos la ocasión para, en mi caso, visitar de nuevo las espectaculares cataratas. No se puede describir la belleza del lugar, ni hay foto que pueda plasmar lo que ves. Impone, emociona, maravilla y te mojas, eso si.
Por su puesto no podía faltar la estatua homenaje a Livingstone que se convirtió en uno de los exploradores de África más famosos de la Edad Moderna. Descubrió el río Zambeze y las cataratas Victoria.
Después de llenar nuestros ojos con tanta belleza, nos acercamos a comer un sandwich y una cervecita, en un hotel cercano, para salir rápidamente hacia nuestro destino…
Y ya en el hotel, cerca del Parque nacional de Hwange, esperando ansiosa que llegase el día siguiente, perfumada con el repelente de mosquitos (que tanto necesito) y escuchando, en el silencio de la noche, el estremecedor y cercano rugir de un león…me dormí…